PANTER FORZA
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"Los chalecos rojos" acudieron a la solicitud de ayuda internacional que realizó el gobierno turco.

El terremoto que la madrugada del 6 de febrero sacudió especialmente los cimientos de Turquía y el noroeste de siria fue de magnitud 7,7 en la escala de Richter.

Se sucedieron 80 réplicas, hasta que la tierra volvió a temblar el mismo día 6 con una magnitud de 7,5. El epicentro tuvo lugar en el distrito de Ekinozu de la provincia Kahramanmaras y también afectó gravemente a una población ya dependiente de la ayuda humanitaria en la Siria más septentrional, Líbano e Irak.

Una vez más, "Los Chalecos Rojos", nombre como se conoce por el color de su indumentaria a este grupo de profesionales del equipo START «Spanish Technical Aid Response Team» (o, lo que es lo mismo, Equipo Técnico Español de Ayuda y Respuesta a Emergencias), acudieron a la solicitud de ayuda internacional que el gobierno turco emitió el mismo día 6, completamente desbordado por el desastre acontecido.

Estos equipos se encuentran formados por sanitarios de primer nivel del Sistema Nacional de Salud, logistas y personal de la Oficina de Acción Humanitaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que lidera y coordina las misiones del equipo.

El equipo START se ofreció inmediatamente para desplegar su hospital EMT2, uno de los más completos y mejor equipados de Europa, con capacidad para realizar intervenciones quirúrgicas. Tan solo Italia y Francia, además de España, cuentan en la Unión Europea con un equipo de estas características.

La solicitud fue aceptada al día siguiente del terremoto. En perfecta coordinación con el Team Europe del mecanismo europeo de Protección Civil y, dentro de la OMS, con los Equipos Médicos de Emergencia (Emergency Medical Teams, EMT), se pusieron en marcha sin dilación, llegando a la población de Adana en la madrugada del 10 de febrero.

En tiempo récord, gracias a las autoridades turcas, la sociedad civil y empresas locales implicados en las labores de cooperación logística desde la municipalidad y, muy especialmente, a la Embajada española, cuya colaboración y eficacia desde el primer momento fue fundamental, se consiguió el despliegue del hospital en tan solo 48 horas desde su llegada a tierras turcas, encontrándose al 100 % de operatividad en las primeras 72 horas. Siendo, por tanto, el primer hospital funcional tras el desastre en la zona más afectada por el seísmo; circunstancia que agradecieron y mucho las autoridades turcas con sus unidades asistenciales y hospitales colapsados o derruidos.

El EMT2 del equipo START, abierto las 24 horas del día, dispuso de 24 camas de hospitalización y pudo atender una media de 250 pacientes al día, sobrepasando la capacidad media de atención de pacientes gracias al esfuerzo y doblaje de turnos de los sanitarios. Además, gracias a sus instalaciones, fue capaz de garantizar siete cirugías mayores y hasta 15 menores diarias. Es digno de mención el creciente número de partos atendidos en este hospital de campaña al que acudían, incluso de distintas regiones, conocedores de la excelente praxis de todos los sanitarios intervinientes. Obviamente, el mayor esfuerzo se centró en la atención de heridas traumáticas de todo tipo motivadas por los derrumbes: víctimas rescatadas entre escombros, caídas y lesiones de aplastamiento, TCES y heridas múltiples. No obstante, se hizo un seguimiento de pacientes con diferentes patologías crónicas, como diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades respiratorias, etcétera, que acudían a solicitar su medicación habitual en momentos de total incertidumbre sin acceso a sus hogares, convirtiéndose a la vez en un centro operativo de urgencia y de consulta médica para pacientes con patologías previas carentes de acceso a los fármacos necesarios.

La zona de triaje y atención de urgencia atendió todo tipo de patologías gracias a los equipos de reanimación, anestesia general básica, radiología, obstetricia, pediatría o traumatología; siempre con la ayuda del personal del laboratorio, farmacia y esterilización del propio equipo asistencial.

Cabe destacar la función de ayuda psicológica de los equipos psicosociales que, como puede entenderse, fue imprescindible en un entorno sumido en el caos y la pérdida de seres queridos, sin posibilidad de duelo y en muchas ocasiones con cientos de desaparecidos, donde la experiencia de los profesionales que acudieron de Médicos del Mundo, un psiquiatra y dos psicólogas destinados en el hospital, se hizo notar en decenas de intervenciones en estrecha cooperación con los chalecos rojos y resto de ONG, que incluyó talleres infantiles en campos de refugiados cercanos.

Muchos fueron los retos a los que tuvo que enfrentarse el personal encargado de la logística para sortear las dificultades que se fueron sucediendo, con inundaciones ocasionales por fuertes tormentas, rachas de viento de relevancia, averías e incluso una réplica que pudo ser desastrosa. Sin embargo, debido al buen hacer y la implicación de todos los miembros del equipo se fueron solucionando sobre la marcha, gracias a su manejo, experiencia y resolución, con medios de fortuna en algunos casos.

Supuso un reto adicional la enorme barrera cultural e idiomática con una población que, en muy pocos casos, dominaba un segundo idioma como el inglés. Fue entonces cuando decenas de turcos, conocedores de este problema, se ofrecieron a la Embajada española, que gestionó el asunto con celeridad, pudiendo asistir al hospital hasta una veintena de personas cada día como traductores de turco/español; turco/inglés y árabe/español, dada la gran cantidad de refugiados sirios y de otras naciones árabes desplazadas a la zona.

PRIMER EQUIPO INTERVINIENTE

El primer equipo provisto de todo lo necesario para la implantación del EMT2 lo formaron 70 personas. Entre ellos había seis logistas del SUMMA112 y ocho bomberos encargados del despliegue de este hospital de primer nivel. Con la ayuda de todos los asistentes se concluyó en tiempo récord, pudiendo ponerse en marcha rápidamente.

Se instaló en el recinto de la EXPO 2021 en el municipio de Hatay, en la provincia de Iskenderun. Era un punto estratégico, pues en ese lugar confluían las carreteras que llegaban a las zonas más afectadas en los distritos de Iskenderun, Belem y Arsuz, facilitándose de este modo la llegada de ambulancias y vehículos particulares con víctimas y pacientes de todo tipo. Del mismo modo, se podía atender en caso de necesidad a las personas desplazadas a los campamentos concentrados en los alrededores del EMT2.

En cuanto a prevención epidemiológica, fundamental en todo tipo de catástrofes, contó con la colaboración de Julián Manuel Domínguez, jefe del Servicio de Medicina Preventiva, Salud Pública y Prevención de Riesgos Laborales en el Hospital Universitario de Ceuta, realizando un trabajo de recolección de datos y análisis tanto de las circunstancias en la que trabajaban los sanitarios como de todo aquello que pudiera afectar a la salud de voluntarios y de las víctimas.
Este hospital disponía, gracias a su incineradora, capacidad de gestionar 20 kg de residuos sólidos por hora. La solvencia hídrica la proporcionaba una planta potabilizadora con sistemas adicionales de ultrafiltración, que permitía potabilizar hasta 5.000 litros a la hora, con depósitos de almacenaje de agua limpia de hasta 120 metros cúbicos.

La seguridad fue proporcionada por las fuerzas y cuerpos de seguridad de la municipalidad, con una pareja de policías locales presente en las instalaciones las 24 horas del día.

Las relaciones de coordinación con el EMT1, el hospital de campaña desplegado de la UMKE, (Ulusal Medikal Kurtarma Ekibi, el Equipo Nacional de Rescate Médico del Ministerio de Sanidad turco), las ambulancias destinadas al hospital EMT2 del START, las autoridades locales y municipales colindantes, y el resto de coordinadores y responsables de las demás ONG desplegadas en la zona la ejercían los jefes de dispositivo de cada relevo.

Durante su estancia, este primer equipo sufrió una réplica de 6,4 en la escala de Richter con epicentro en la provincia de Hatay que hizo temer por la seguridad de una población ya mermada con el terremoto inicial; pero la situación estaba mejor controlada entonces y cientos de ciudadanos, tanto por miedo a réplicas como por haber perdido sus viviendas, se alojaban en tiendas de campaña o en el interior de sus vehículos. El hospital desplegado no tuvo problema, pues su estructura está preparada para sufrir envites de esta naturaleza. No obstante, en esos días se alargaron las horas de trabajo, llegando a atender a cerca de 400 personas en 24 horas.

PRIMER RELEVO

El 21 de febrero, salieron de España 60 personas para realizar el relevo al equipo interviniente que viajó en primer lugar. Entre ellos había tres logistas del SUMMA112, además de bomberos del Ayuntamiento de Madrid y uno de la Comunidad de Madrid. Estos equipos también sufrieron réplicas, que en algún caso llegaron a notar claramente en el EMT2, pero sin ninguna consecuencia destacable.

Este turno sufrió duras ventiscas que tiraron tiendas, toldos y pequeñas instalaciones, provocando desperfectos que enseguida fueron subsanados.

 

El equipo logista se desplazó a un campo de refugiados sirio cercano, tras ser demandado para abordar el problema con el acceso al agua potable. Allí también instaló una rampa de grifos, duchas, sanitarios y un baño de discapacitados con agua corriente para su uso por todos los afectados.

Estos profesionales se encargaron de dar cobertura sanitaria y continuidad en el ejercicio de sus funciones e ir adaptando las necesidades del hospital a medida que cambiaba la situación del país, cada vez más estable y repuesta tras el terremoto.

SEGUNDO RELEVO

El tercer envío de ayuda por el equipo START viajó el 8 de marzo y dio el segundo relevo. Estuvo constituido por 56 personas, entre ellos cuatro bomberos del Ayuntamiento de Madrid, cuatro logistas del SUMMA112 y un efectivo del ERICAM (Emergencia y Respuesta inmediata de la Comunidad de Madrid), con una unidad de apoyo psicosocial.

En esta ocasión se desplazó Cristina Gutiérrez, jefa de la Oficina de Acción Humanitaria de la AECID, que lidera el proyecto START.

Durante este periodo, lluvias torrenciales provocaron inundaciones parciales en diferentes zonas del EMT2, teniendo que desalojar agua de muchas de las tiendas y fabricar zanjas de evacuación de agua para recobrar el normal funcionamiento del hospital.

A su llegada, les correspondió el cierre de los quirófanos del EMT2, pues el operativo de emergencias sanitarias turco había reestablecido buena parte sus servicios más prioritarios. Así, el seguimiento de pacientes crónicos, consultas de cirugía y control de embarazos fue lo más significativo en cuanto a asistencia sanitaria; encargándose también del desmontaje y repliegue de todas las instalaciones para, dos semanas después y tras un esfuerzo considerable, poder dar por finalizada la misión el 22 de marzo y regresar a España al día siguiente.

La ONG Farmamundi, promotora de la salud integral y la ayuda farmacéutica en los países menos favorecidos, fue la encargada de proporcionar toda la medicación necesaria, donando toda la sobrante antes de partir; del mismo modo, se hizo con material sanitario de todo tipo no apto para el traslado de regreso o por decisión de los responsables del AECID, como ya ocurrió en otras misiones anteriores: incluso varias tiendas quedaron en el campamento sirio como refugio para los desplazados.

Todos los miembros de los diferentes turnos quedaron sorprendidos y, en muchas ocasiones, emocionados por el sentido agradecimiento de la población que, mermadas sus capacidades habituales y en situación de colapso total, sacaban fuerzas de flaqueza para regalar dulces típicos y obsequios varios en cuanto disponían de la oportunidad, con grandes muestras de cariño.

Quiero dar merecido reconocimiento no solo a la labor asistencial, que es encomiable, de todos los sanitarios desplegados en los tres turnos a Turquía que atendieron a más de 7.000 pacientes durante su estancia. También deseo destacar la inestimable dedicación de los logistas, cuyas habilidades en diferentes materias (estructura, montaje y desmontaje de todas las instalaciones e interior de las mismas; suministro y mantenimiento de electricidad, agua, saneamientos, oxígeno, gestión de residuos; y un largo etc.) garantizaron en todo momento el buen funcionamiento del EMT2. Asimismo, colaboraron, en la medida de sus posibilidades, incluso en campamentos y asentamientos cercanos en cuanto se solicitó su ayuda, con una dedicación vocacional digna de admiración.

Por último, me gustaría agradecer a Santiago Albaladejo Guerra y José Manuel Moreno Pesquera, mis compañeros TES del SUMMA112, su necesaria colaboración para la consecución de este reportaje.

Por: Cristian Fernández Giner,
Técnico en Emergencias Sanitarias Summa112.

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